Qué ganas tenía de escribir y reflexionar sobre el voluntariado. Es un tema que me apasiona porque lo he vivido muy de cerca. He sido voluntario en varias entidades y también fui coordinador de voluntariado de dos asociaciones de pacientes. Toda una experiencia que me enriqueció personal y profesionalmente, y en la que conocí a muchas personas que hoy caminan conmigo. Entre ellos, Víctor Rodríguez que ha colaborado en este post y al que le doy las gracias por aportarme una visión profesional del voluntariado. Y también gracias a Fátima Castaño, psicooncóloga y con la que he compartido funciones y muchas experiencias en este campo.
Las asociaciones de pacientes están
formadas por muchos voluntarios que, en su mayoría, son pacientes o familiares.
Hablaríamos de personas empoderadas que no sólo se implican en su enfermedad
sino que también colaboran y apoyan en el proceso de otras personas. Un
ejemplo de solidaridad y compromiso de quienes deciden no cerrar los ojos y
dejar atrás su vivencia, con el propósito de acompañar a otros que viven
situaciones similares a la suya.
No hay duda que son un recurso real de apoyo e
información para los im-pacientes.
Pero… ¿sucede siempre así?
Trabajar con pacientes exige muchísima responsabilidad y, en ocasiones, percibo que el área de voluntariado no es uno de los temas al que más esfuerzo destina las entidades. Algo lógico, por otra parte, por la escasez de recursos. Pero la pena es que todavía no se ha medido de forma precisa lo que aporta una buena gestión de voluntariado a una entidad.
Un equipo de voluntarios que esté formado,
motivado y acompañado aporta un tremendo valor a las asociaciones y, por ende,
a los colectivos que representan. Son personas que conocen bien sus
funciones y los límites que no deben traspasar. Fundamental al trabajar con
pacientes o con profesionales. Son responsables y están comprometidos con los
fines de la organización. Un voluntario bien formado y motivado transmite (al
igual que un trabajador bien formado y motivado) una imagen de calidad de la organización y genera más confianza en la sociedad.
Pero… ¿y si no gestionamos adecuadamente
el voluntariado? La respuesta es un equipo de personas que no sabrá bien
cómo hacer su labor, estarán perdidos y podrán intuir o no lo qué deben y no
deben hacer. Un riesgo para la labor y los fines de la asociación, e incluso
para su imagen pública. Ni que decir de las repercusiones que puede tener si el
voluntario actúa en el ámbito hospitalario.
Quiero compartir con vosotros una serie de
cuestiones en relación al voluntariado, confiando que me trasmitáis vuestras
opiniones. Todas ellas deben ser objeto de análisis para una correcta gestión
que permita crear un equipo efectivo y cohesionado de voluntarios:
No todos podemos ser voluntarios de la
asociación que queramos.
¿Por qué? Por expectativas no realistas (el voluntario tiene unas expectativas
que la entidad no podrá cumplir), por las motivaciones (los principios motivacionales que deberían mover la actividad voluntaria son
la justicia social y el apoyo entre iguales) ) o porque no reunimos los
requisitos que exige la entidad.
No todos podemos hacer las funciones que
queramos. Cada tarea requerirá unos conocimientos,
experiencia o habilidades concretas. Esto es especialmente importante cuando
hablamos de relación directa con personas en situaciones difíciles.
Si que se nos puede exigir aún siendo
voluntarios. En muchas ocasiones he escuchado que al
voluntario no se le puede exigir, y estoy totalmente en desacuerdo. Tiene
responsabilidades y compromisos que asume al incorporarse a la asociación. Tiene
el compromiso, entre otros, de velar por el bienestar del paciente, hacer buen
uso de los recursos, guardar confidencialidad en relación al paciente y sus
familiares, y respetar las áreas profesionales.
La entidad debe asumir sus obligaciones
con respecto al voluntario.
Hay que acompañarle, formarle, reconocer su labor… pero también firmar un
acuerdo de voluntariado, contratar un seguro y pagar los gastos ocasionados por
la labor realizada. No siempre sucede y debemos dar un paso adelante y
formalizar el voluntariado para que las personas se sientan partícipes de la
asociación. En caso contrario, serán buenas intenciones y acciones pero sin
continuidad.
Se debe escuchar a los voluntarios. No deben ser meros ejecutores de tareas. Hay que dar
cauces para que participen en el desarrollo de la asociación. Democratizar la
asociación proporciona una visión más amplia y un crecimiento multidireccional.
4 ojos ven más que 2.
Reconocimiento de la tarea del
voluntariado. El reconocimiento del papel que realiza
es un derecho del voluntario pero nunca debe ser un fin. El agradecimiento es
muy positivo tanto si es público como privado. Pero en casos de reconocimiento
público creo que es más conveniente no realizarlo a nivel particular. Puede generar
conflictos al valorar el trabajo de unos y no de otros. Si se hace, hay que
medirlo mucho para no generar desigualdades en el trato.
¿Es posible despedir a un voluntario?. La asociación de pacientes debe velar
por el interés del colectivo de personas que representa, por lo que debe
responder ante malas actitudes o actuaciones de las personas voluntarias. No
siempre será la salida forzosa del voluntario pero sí la situación lo requiere,
no sólo es posible sino recomendable. En estos casos tendremos que valorar si
es adecuado prescindir del voluntario con el fin de perjudicar lo menos posible
tanto al proyecto que está en marcha como al voluntario en sí.
Todo lo anterior procede de mi experiencia
personal y profesional. No siempre he realizado una correcta coordinación de
voluntarios y, a consecuencia de ello, he tenido que hacer frente a diferentes
conflictos y malestares. Conflictos de los que me siento responsable por no
haber actuado a tiempo o haber actuado de una forma que hoy en día no haría. Por
ese motivo, quería compartirlo en el blog por si a alguien le puede resultar de
interés.
Ufff mucha miga tiene este post. Como y quien prepara a alguien que decide ser voluntario en cualquier acción o en una asociación?. Generalmente las asociaciones están creadas ante una necesidad no cubierta por quien debería o pensamos que debería cubrirla. Generalmente la iniciativa empieza on varias personas que voluntariamente se unen y deciden crear una asociación. Quien le forma a ellos? Y donde? Y por otro lado ellos han de formar al resto de voluntarios? Ufff. Difícil. Ojalá nos pudiéramos formar adecuadamente todos los voluntarios pero... topamos con los "recursos" generalmente escasos. Este sería el artículo por excelencia que debería ponerse encima de la mesa de cualquier asociación y someterlo a debate. Ardería Troya. ..
ResponderEliminarGracias Paloma!! Totalmente de acuerdo en que el voluntariado debería ser un tema prioritario que tendría que estar encima de la mesa de cualquier asociación. Es un tema controvertido, sin duda, pero que merece la pena dedicar esfuerzos y, sobre todo, tener valentía para tomar decisiones. Es muy gratificante trabajar con voluntarios, lo digo por experiencia. Pero lo es sobre todo cuando son parte del equipo, cuando están integrados, cuando tienen las funciones y competencias claras, y cuando trabajadores y voluntarios comparten un mismo propósito.
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