viernes, 10 de octubre de 2014

Depresión: Cuando el perro negro te acompaña


Hoy es el Día Mundial de la Salud Mental y, a pesar de tener poquísimo tiempo para escribir hoy en el blog, quería dejar al menos unas líneas tras ver el siguiente vídeo sobre la depresión que ha realizado la Organización Mundial de la Salud:



La depresión es una enfermedad que afecta a muchísimas personas y no hace referencia a la tristeza común que todos podemos tener en un momento determinado. Como dice la OMS, "es un trastorno mental que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración" (http://www.who.int/topics/depression/es/). Dificulta mucho la capacidad de afrontar la vida diaria y puede resultar complicado reconocer la depresión en sus fases iniciales.

El vídeo transmite perfectamente los síntomas y emociones que tiene una persona con depresión. Además propone algunas herramientas para hacer frente a este trastorno:

  • Hablar abiertamente de lo que sientes con tu familia y amigos
  • Solicitar ayuda profesional especializada
  • Realizar ejercicio físico y técnicas de relajación
  • Escribir!! Me parece una muy buena propuesta. Ayuda a ordenar ideas y pensamientos, y a valorar los avances que vamos dando.
Si das los pasos adecuados y hablas con la gente correcta, los días del perro negro pasarán

Os animo a seguir también la campaña QUEREMOS SER FELICES de FEAFES, que plantea que "las personas con un problema de salud mental son tan raras o normales como cualquier otra, poniendo el énfasis en que debemos acabar con las etiquetas que nos separan".

Luchemos contra los estereotipos y dejemos de etiquetar a las personas!


miércoles, 1 de octubre de 2014

Voluntariado: reflexión y gestión de la buena voluntad


Qué ganas tenía de escribir y reflexionar sobre el voluntariado. Es un tema que me apasiona porque lo he vivido muy de cerca. He sido voluntario en varias entidades y también fui coordinador de voluntariado de dos asociaciones de pacientes. Toda una experiencia que me enriqueció personal y profesionalmente, y en la que conocí a muchas personas que hoy caminan conmigo. Entre ellos, Víctor Rodríguez que ha colaborado en este post y al que le doy las gracias por aportarme una visión profesional del voluntariado. Y también gracias a Fátima Castaño, psicooncóloga y con la que he compartido funciones y muchas experiencias en este campo.

Las asociaciones de pacientes están formadas por muchos voluntarios que, en su mayoría, son pacientes o familiares. Hablaríamos de personas empoderadas que no sólo se implican en su enfermedad sino que también colaboran y apoyan en el proceso de otras personas. Un ejemplo de solidaridad y compromiso de quienes deciden no cerrar los ojos y dejar atrás su vivencia, con el propósito de acompañar a otros que viven situaciones similares a la suya. 

No hay duda que son un recurso real de apoyo e información para los im-pacientes.

Pero… ¿sucede siempre así?


Trabajar con pacientes exige muchísima responsabilidad y, en ocasiones, percibo que el área de voluntariado no es uno de los temas al que más esfuerzo destina las entidades. Algo lógico, por otra parte, por la escasez de recursos. Pero la pena es que todavía no se ha medido de forma precisa lo que aporta una buena gestión de voluntariado a una entidad.

Un equipo de voluntarios que esté formado, motivado y acompañado aporta un tremendo valor a las asociaciones y, por ende, a los colectivos que representan. Son personas que conocen bien sus funciones y los límites que no deben traspasar. Fundamental al trabajar con pacientes o con profesionales. Son responsables y están comprometidos con los fines de la organización. Un voluntario bien formado y motivado transmite (al igual que un trabajador bien formado y motivado) una imagen de calidad de la organización y genera más confianza en la sociedad.

Pero… ¿y si no gestionamos adecuadamente el voluntariado? La respuesta es un equipo de personas que no sabrá bien cómo hacer su labor, estarán perdidos y podrán intuir o no lo qué deben y no deben hacer. Un riesgo para la labor y los fines de la asociación, e incluso para su imagen pública. Ni que decir de las repercusiones que puede tener si el voluntario actúa en el ámbito hospitalario.

Quiero compartir con vosotros una serie de cuestiones en relación al voluntariado, confiando que me trasmitáis vuestras opiniones. Todas ellas deben ser objeto de análisis para una correcta gestión que permita crear un equipo efectivo y cohesionado de voluntarios:

No todos podemos ser voluntarios de la asociación que queramos. ¿Por qué? Por expectativas no realistas (el voluntario tiene unas expectativas que la entidad no podrá cumplir), por las motivaciones (los principios motivacionales que deberían mover la actividad voluntaria son la justicia social y el apoyo entre iguales)  ) o porque no reunimos los requisitos que exige la entidad.

No todos podemos hacer las funciones que queramos. Cada tarea requerirá unos conocimientos, experiencia o habilidades concretas. Esto es especialmente importante cuando hablamos de relación directa con personas en situaciones difíciles.

Si que se nos puede exigir aún siendo voluntarios. En muchas ocasiones he escuchado que al voluntario no se le puede exigir, y estoy totalmente en desacuerdo. Tiene responsabilidades y compromisos que asume al incorporarse a la asociación. Tiene el compromiso, entre otros, de velar por el bienestar del paciente, hacer buen uso de los recursos, guardar confidencialidad en relación al paciente y sus familiares, y respetar las áreas profesionales.

La entidad debe asumir sus obligaciones con respecto al voluntario. Hay que acompañarle, formarle, reconocer su labor… pero también firmar un acuerdo de voluntariado, contratar un seguro y pagar los gastos ocasionados por la labor realizada. No siempre sucede y debemos dar un paso adelante y formalizar el voluntariado para que las personas se sientan partícipes de la asociación. En caso contrario, serán buenas intenciones y acciones pero sin continuidad.

Se debe escuchar a los voluntarios. No deben ser meros ejecutores de tareas. Hay que dar cauces para que participen en el desarrollo de la asociación. Democratizar la asociación proporciona una visión más amplia y un crecimiento multidireccional. 4 ojos ven más que 2.

Reconocimiento de la tarea del voluntariado. El reconocimiento del papel que realiza es un derecho del voluntario pero nunca debe ser un fin. El agradecimiento es muy positivo tanto si es público como privado. Pero en casos de reconocimiento público creo que es más conveniente no realizarlo a nivel particular. Puede generar conflictos al valorar el trabajo de unos y no de otros. Si se hace, hay que medirlo mucho para no generar desigualdades en el trato.

¿Es posible despedir a un voluntario?. La asociación de pacientes debe velar por el interés del colectivo de personas que representa, por lo que debe responder ante malas actitudes o actuaciones de las personas voluntarias. No siempre será la salida forzosa del voluntario pero sí la situación lo requiere, no sólo es posible sino recomendable. En estos casos tendremos que valorar si es adecuado prescindir del voluntario con el fin de perjudicar lo menos posible tanto al proyecto que está en marcha como al voluntario en sí.

Todo lo anterior procede de mi experiencia personal y profesional. No siempre he realizado una correcta coordinación de voluntarios y, a consecuencia de ello, he tenido que hacer frente a diferentes conflictos y malestares. Conflictos de los que me siento responsable por no haber actuado a tiempo o haber actuado de una forma que hoy en día no haría. Por ese motivo, quería compartirlo en el blog por si a alguien le puede resultar de interés.

¿Qué opinas? ¿Has tenido alguna experiencia al respecto que quieras compartir?